Punto focal
En todas las historias, salvo en algunas que siguen otro tipo de reglas
(y aún así podría discutirse), hay un protagonista. En las películas, en
las novelas, en las obras de teatro… Y por supuesto, en las fotografías.
A veces está muy claro quién es el protagonista: una persona, un animal,
un grupo de personas… Pero a veces es más difuso: una montaña, un
evento, ¡o un planeta!
Gracias a que las historias tienen un protagonista, podemos conectar
con la línea narrativa o con el mensaje, podemos entender qué ocurre,
qué está viviendo, cómo ha evolucionado, qué ha aprendido…
El protagonista es una herramienta indispensable para entender las
historias, y da pie a muchas otras figuras como el antagonista, los
personajes secundarios, etc.
Podría parecer que en fotografía de paisaje, de comida, o en vídeos de
naturaleza, etc. no tendría que haber protagonista, pero lo hay:


Todos estos protagonistas nos transmiten historias y mensajes, nos
transmiten el hombre en la naturaleza, las adversidades de la vida en la
alta montaña, la belleza de la Tierra, etc.
Por ello cuando saquemos nuestra cámara, debemos tener claro: ¿quién
es nuestro protagonista? ¿Cuál es el primer lugar al que todo espectador
mirará? ¿Cuál es nuestro punto focal?
El punto focal es el lugar de mayor interés en nuestra composición por
varios motivos que pueden coexistir o no: por mayor peso compositivo,
por mayor carga de mensaje, por mayor relevancia en cuanto al lugar
que ocupa en la imagen, por mayor cantidad de iluminación, por mayor
carga de color, etc.
Si tus imágenes no tienen punto focal y ni siquiera sabías que debe
haber uno, entonces a partir de ahora ya tienes un pilar fundamental
en tus creaciones. Pero si no tenemos punto focal y lo hemos hecho
de manera consciente, entonces estamos creando un tipo de imagen
diferente. Estamos creando una composición más neutra, sencilla, amplia,
tranquila, etc.


El arte de la composición
Ninguna de las dos opciones es correcta o incorrecta, porque todo tiene
que servir un a propósito; si queremos crear una imagen que no tenga
mucha carga, como un plano relajante para tener de fondo en nuestra
smart-tv, o una fotografía de un bosque de bambú para una sala de
espera, es totalmente válido.
Pero debemos conocer qué impacto crea no tener un punto focal, y así
usarlo de manera consciente en las ocasiones en las que sea adecuado.
Si no, simplemente estaremos cometiendo un error compositivo.
Es más, puede que incluso la omisión de punto focal sea el propio punto
focal. La falta de un protagonista es lo que queremos transmitir en una
imagen que incita al vacío (tanto interior como exterior)